La Plaza de los Naranjos de Marbella y los rusos

La Plaza de los Naranjos ubicada en el centro histórico de Marbella. En esta plaza se encuentra el Ayuntamiento de Marbella y la oficina de turismo de Marbella. La construcción de los edificios que rodean la plaza comenzó en 1485 y fue completado en 1568. La parte más antigua es un rincón de la antigua muralla cristiana, que se encuentra junto a la oficina de turismo. La plaza está rodeada de casas blancas y una fuente renacentista, y varios edificios  históricos como la Casa Consistorial, la Casa del Corregidor y la vieja Ermita de Santiago.

 

La Plaza de los Naranjos

 

En el centro de la plaza se encuentra un busto del Rey Don Juan Carlos I, rodeado por plantas de vivos colores y naranjos. También podemos ver en la plaza un reloj solar, unos escudos y dos lápidas  de piedra con inscripciones en castellano antiguo. Una de ellas es del11 de junio de 1.485, fecha que se produjo la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, hasta entonces en poder de los árabes.  La otra inscripción de 1.632 conmemora la traída de las aguas.

 

Pasear por ella en primavera, disfrutar del olor de los naranjos y las damas de noche es una experiencia indescriptible. Si vemos arquitectura de casas y calles que la rodean encontramos reminiscencias árabes. El casco histórico  de Marbella destaca por sus estrechas calles de sabor arábigo-andaluz, macetas en los balcones, farolas y su típico enrejado andaluz.

 

Los rusos y la Plaza de los Naranjos.

 

Una bella historia que ocurrió en 1982, durante la Copa del Mundo de fútbol. Un grupo de aficionados rusos viajaron desde Sevilla a Marbella donde descubrieron la Plaza de los Naranjos lleno de fruta, que cualquier persona puede tomar. Los aficionados rusos tomaron algunas naranjas de los árboles y las comieron, mientras se veían  sus ojos en el dolor. Esto causó una verdadera conmoción a muchos de los habitantes de Marbella, que nunca había visto nadie come una naranja amarga antes. La gente del lugar trató de decirle a los rusos que las naranjas no eran buenas para comer, pero los rusos, no querían  ofender e insistieron que las naranjas eran deliciosas. Los marbellíes se dirigieron  al mercado y compraron cientos de naranjas dulces y se las dieron a los aficionados rusos. Poco después los rusos fans se comieron diez naranjas dulces cada uno y lo que sobró lo pusieron en su automóvil.

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